Los asistentes a la Eurocopa de Francia coinciden en las excepcionales medidas de seguridad que se dan en cada una de las sedes. La amenaza terrorista y los problemas con los violentos que aprovechan el fútbol como excusa para satisfacer sus impulsos más primarios ha hecho que la policía gala esté en pie de guerra y atenta a cualquier movimiento.
De hecho, los cacheos son exhaustivos y hay que pasar hasta tres de ellos para entrar en un estadio o en una Fan Zone. Es por ello que imágenes como las del último partido de Croacia, en la que sus hinchas lanzaron hasta una quincena de bengalas sobre el césped parecen inexplicables.
O lo parecían, hasta que ayer la policía francesa anunciaba la detención de un seguidor de Albania, que se había colado en una Fan Zone con una bengala introducida en el recto. Las dimensiones del aparato incendiario eran considerables, ya que a sus 18 centímetros de largo hay que añadir sus 4 de diámetro. Eso no fue impedimento para que el ferviente seguidor lo diera todo para poder mostrar su patriotismo con un poco de luz.
